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sábado, 31 de octubre de 2015

En búsqueda del Otoño



¡Hola amigos!


Hoy os vengo a relatar, como si de un cuento se tratase, la llegada del Otoño.

*

Abro los ojos y el Sol me ciega, despierto en una vieja tenada dentro de un paraje frondoso. El sueño me ha transportado a un mundo paralelo con un único objetivo, encontrar al Otoño.

La temperatura es bastante suave y no corre ni una pizca de viento, pero aparece una sombra sobre mí que viene a darme la primera pista, ¡es un milano real! este clima no puede ser de verano.


Milano real

Me pongo en marcha. Por el suelo, me encuentro restos de seres que un día fueron y hoy ya no lo son. Fósiles, egagrópilas, huesos... Aún quedan, como si de huellas dactilares se tratasen, restos de la base de un anciano tronco quizás, partido por el rayo.






Poco a poco y sin darme cuenta, mis pasos me llevan a lo más espeso del monte. Sin quererlo, me veo rodeado de ramas por todas partes, intento buscar alguna referencia con el Sol pero los inmensos brazos de los árboles me lo impiden.




¡Musgo!

El musgo en los árboles suele crecer en la parte Norte. Ya puedo seguir una dirección y buscar un claro.








¡Al fin! 

Salgo del corazón del monte y me encuentro con un paraje arrasado. Ese claro del monte no es natural. Veo restos de ramas carbonizadas por el suelo. Parece que hace no mucho aquí ocurrió algo terrible.

Me acerco a un viejo tocón que, herido pero en pie, me susurra que el Otoño no ha llegado allí todavía, pasarán unos cuantos años más para que puedan recibirlo, así que prosigo mi camino.




Por esta otra parte el monte no es tan cerrado, pero cada poco, me sigo encontrando viejos y grandes esqueletos de unos gigantes que durante muchísimos años habitaron esa zona y que extenuados por el implacable paso del tiempo, expiraron. 

Ahora yacen en el mismo lugar que donde nacieron y siguen aportando cosas al monte. Aportan refugio a los pequeños lirones caretos. También le ofrecen un posadero al Gran Duque. En el costado más rugoso, se frotan y se rascan el barro los jabalíes después de bañarse. Y en las llagas de su piel, encuentro evidencias de que también recorre su corteza la silenciosa gineta.




Durante toda la búsqueda, infinidad de olores venían a mí para traerme recuerdos de la infancia. Las zarzamoras, el tomillo, las endrinas, los enebros...

Pero también sonidos. 

El monte está en calma pero de vez en cuando, sus seres se delatan. Dos corzos se ladran a lo lejos separados por una densa ladera de encinas. Decido esconderme entre las jaras ya que los cuervos han empezado a sobrevolar la zona y no quiero que me estropeen la búsqueda con sus graznidos de alerta.

Entonces, un pequeño duendecillo alado aparece frente a mí y con su agudo cantar, me confirma que voy en buen camino. 

¡Gracias reyezuelo!


Reyezuelo listado


En efecto, consigo encontrar una nueva zona despejada donde se escucha el fluir del agua. Me dirijo pues hacia el sonido del agua ya que estoy sediento, pero en un montón de piedras, una alucinación me sobreviene y se me aparece la inmóvil figura de una collalba gris en su atalaya.


Collalba gris

La alucinación me desconcierta un poco pues, si estoy buscando al Otoño, ¿qué hace una collalba gris aquí?. ¡Debería estar ya de camino a África! 

En fin, creo que el agua me va a venir muy bien no sólo para refrescarme el gaznate sino también la mente.




Me arrodillo en el arroyo y ya casi puedo confirmarlo. Esas hojas en el cauce son una nueva pista. El reyezuelo tenía razón. Cruzo el arroyo y al saltarlo, una rana común imita a mi reflejo y salta desde una piedra.

Llego a una pequeña loma. Tengo que pasar entre unos escaramujos que pinchan, pero creo que va a merecer la pena. Alcanzo la cima y, asomado desde una sombría encina...

¡Lo veo, es el Otoño, ya ha llegado, ya está aquí!




Y de la emoción, resvalo sin saber muy bien cómo y ruedo sin parar hacia el arroyo...

Entonces despierto. Estoy en mi habitación, todo ha sido un sueño. En la mesa del ordenador, suena un aviso de nuevo e-mail.

Me levanto y lo abro. No pone quién lo envía. ¡No pone nada! Sólo, un archivo adjunto. Descargando...




¡No puede ser! 

¡Soy yo buscando al Otoño!

¿Y si no ha sido un sueño?...

*

Bienvenido de nuevo señor Otoño.



4 comentarios :

  1. ¡ Muy lindo ! me encanta. Un besito.

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  2. Impresionante. Soin palabras. A tus pies amigo

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    Respuestas
    1. Hola Jero,

      muchas gracias, una pequeña aventura otoñal mientras se cuecen otros proyectos.

      Salu2 maestro.

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