Fin a un año increíble

El año que mañana despedimos ha sido un año difícil, pero muy intenso en cuanto al tema pajaril.
Hoy cambio la costumbre de resumir las estadísticas anuales del blog por algo más importante.

(Supongo que Lolo y mi hermano se sentirán identificados en estas líneas también).

Durante este año he tenido el placer y la suerte de conocer nuevas personas, personas que jamás imaginaría que tendría la ocasión de conocer, y menos a través de los blogs. Personas con las que durante meses hemos intercambiado comentarios, opiniones y consejos sobre la fotografía de la naturaleza y el mundo de las aves. Personas que de la noche a la mañana se han hecho un hueco en mi corazón y que ya forman parte de mi vida. Estas personas me han hecho crecer como fotógrafo pero mucho más como persona.

Poco a poco y sin saberlo comenzaba una cuenta atrás que acabaría el día en el que íbamos a conocernos en persona, día que jamás olvidaré. A medida que se acercaba ese día más me costaba dormir. Intentar programarlo todo, preparar las salidas, la casa, las comidas, los paseos, las visitas... tenían que estar como en casa y teníamos que ofrecerles y enseñarles eso que nos enamoró a nosotros y que nos empujaba a salir al campo, a madrugar, a pasar frío...

La primera familia que conocí fue la de Ramón, Silvia y Eri:

Podría parecer que estos madrileños hacían un viaje "a ciegas" allá por el mes de Abril ya que era la primera toma de contacto, pero no. Ambas partes teníamos la intuición de que aquello cuajaría. Parecía que todos nos conocíamos ya desde hacía tiempo. Aquel día colocamos la primera piedra.
El campo bauto estaba radiante y el tiempo acompañaba. Fue un fin de semana corto pero intenso, aprendí muchas cosas sobre fotografía con Ramón, como los famosos encuadres jeje, pero también nos hizo conscientes de que ahí arriba, las estrellas no sólo están para decorar el cielo durante la noche sino que también están para echarlas un vistazo de vez en cuando, y más los que no las conocemos. En este primer encuentro nos dimos cuenta de que aquello sólo era el comienzo, el primer punto y seguido de esta amistad y de esta historia de Navidad. Después se volverían a animar a venir otras 2 veces más para desconectar un poco de la gran ciudad y empaparse de mundo rural, naturaleza, paisajes, gastronomía, amigos... Y seguir escribiendo nuevos capítulos.

La segunda familia que he conocido ha sido la de Jero, Ásun, Jorge y Jaime:

Unos extremeños que ya conocían de antes a la familia de Ramón y que después de una larga espera se animaron a venir en Septiembre. Jero me ha dado muchos consejos como elegir y entender el equipo fotográfico, la constancia en el trabajo, la perseverancia, la importancia de la luz, estabilidad, aproximación...
Esta visita fue especial ya que nos juntamos la mayor parte de la familia pajarera. Ramón y Silvia vinieron también y en Quintanilla estábamos Lolo, Ángel, mi hermano y yo así que aquello pintaba muy pero que muy bien.
El conocer a Jero y su familia y volver a ver a Ramón y Silvia fue uno de los momentos que más a fuego tengo grabados, así como las siempre tristes despedidas. Fueron unos días en los que llenamos las tarjetas de las cámaras ya que hicimos muchísimas fotos, pero también llenamos nuestros corazones de amistad, compañerismo, humanidad, alegría... Son muchos los detalles por lo que no puedo extenderme mucho.

Ramón y Jero eran y son dos de mis referentes en el mundo de la fotografía y el conocerlos en persona y haber establecido esta relación con ellos y sus familias es algo que no se puede describir con palabras.

También he conocido más gente este año. Concretamente en el pasado Festival de las Grullas, donde conocimos a Carlos Rossi, otro bloguero andaluz con el que también habíamos compartido comentarios y del que cada vez hablábamos más; y a Rafa Gómez, Fátima y Eva, otra familia de la capital con la que hemos interactuado a la perfección. Con Rafa ya había hablado previamente por teléfono ya que el objetivo de su cámara lo quería cambiar y mi hermano y yo andábamos buscando uno, y el bueno de Jero nos puso en contacto.

Con estas cuatro palabras llenas de recuerdos quiero agradecer a Dios que estas personas se hayan cruzado en mi camino, seguramente de no haber sido así no sería, lógicamente, ni el mismo fotógrafo ni muchísimo menos la misma persona que soy ahora.

Pajarear, fotografiar, enseñar, aprender, conocer, compartir, convivir, reir, llorar, contemplar, apreciar, sentir, disfrutar, charlar...

Podría sacar miles de conclusiones y aprendizajes de esta experiencia, todo esto me ha servido para conocer y entender mucho mejor la naturaleza y las aves, aprender nuevas cosas sobre el mundo de la fotografía, descubrir que hay más gente de lo que yo creía interesada en la fotografía de naturaleza y también para estrechar aún más si cabe los lazos que me vinculan con Ángel, Lolo y con mi hermano.

No puedo pedir más, sólamente decir GRACIAS.

Y gracias también, cómo no, al resto de blogueros que os pasáis y comentáis en mi blog, sois el motor que lo hace funcionar y mi motivación. Y también al resto de visitantes y seguidores desde Facebook.