¡Hola amigos!
La entrada de hoy viene cortada por un mismo patrón, es el encargado de iluminar el campo y todos sus seres con los mismos tintes cada día, siempre y cuando las nubes se lo permitan.
Los últimos minutos en los que el astro rey está expuesto sobre las cumbres del horizonte, dotan al monte un color anaranjado uniforme que hace que todo cuanto observemos vaya adquiriendo esos tonos, unificando flora, fauna y paisaje en un sólo pigmento, privando al espectador de esa diversidad de colores que culminará con la llegada de la noche y la oscuridad.
Justo antes de que esto ocurriera, encaramada en el quebradizo tronco de un almendro, una ardilla se mantiene inmóvil ante mi presencia intentando pasar desapercibida, pero sin éxito, ya que sus hábitos alimenticios en este árbol no son nada silenciosos, a ver quién es capaz de cascar un almendro sin hacer ruido...
Ardilla roja |
La ardilla, para mí, es uno de esos animales que transmite alegría con su sola presencia.
Se va acercando el momento, el Sol pesa cada vez más y los buitres leonados van posicionándose en sus dormideros para pasar la gélida noche bauta, llegando a bajar el mercurio hasta -8ºC...
Buitres leonados |
El invierno es duro aquí, y cada segundo de Sol es aprovechado para calentarse, como si todos los animales se volvieran un poco de sangre fría.
Estos corzos descansan y se refugian en una pequeña hondonada del terreno, protegida del viento y bien iluminada:
Corzos |
Un dato. Ayer por la tarde hice un recorrido de unos 25km alrededor del pueblo, contabilizando un total de 43 corzos, algunos formando verdaderos rebaños:
Corzos |
Corzos |
Corzos |
Corzos |
Llegó el momento, la gran estrella se oculta en la lejanía y los seres dejan paso las formas, a los ruidos, a los aleteos, a las pisadas...
Las siluetas de los milanos reales toman la chopera, como si de un pentagrama se tratase.
El domingo por la tarde, un total de 67 milanos pasaron la noche en el dormidero, bastantes menos que durante el censo del año pasado:
Milanos reales |
Y la última imagen de la entrada va dedicada a una nueva, pero a la vez vieja vecina, que un año más ha vuelto nuestro pueblo para seguir con los ciclos vitales de la Naturaleza: la cigüeña.
Llegó el día 7 de Enero. Esperando a los 3 restantes inquilinos del campanario, pasa estos días el macho del nido Sur las horas en solitario, arreglando el nido y tanteando de nuevo el territorio bauto:
Cigüeña blanca |
Y así es como el crepúsculo da paso a la fría noche, invitando a todos esos seres nocturnos a salir de su escondrijo y adentrarse en la inmensa oscuridad, tan brillante y viva para ellos.
Bueno pues esto es todo por ahora. Espero que os haya gustado la entrada.
¡Un saludo a todos y hasta la próxima!
A mí me ha encantado. Saludos.
ResponderEliminarMe alegro Teresa.
EliminarSalu2!