viernes, 10 de marzo de 2023

Entre desfiladeros

 

¡Hola amigos!


Octava tentativa de un total de 11 tras el amigo treparriscos.

Esta vez, los apuntes me llevan hasta un lugar al que había venido hace ya algunos años, pero no es este plan de prospección puro y duro; el desfiladero de Peñacoba

La ruta comienza desde el pueblo que le da nombre, y llega prácticamente hasta Santo Domingo de Silos. El desfiladero es algo atípico pues, exceptuando la parte final, es bastante abierto en uno de sus lados. Aquí, el sendero se difumina a los pocos metros, y las veredas que marcan las ovejas, son los caminos a seguir para avanzar por aquí. Por su carácter más salvaje, sus saltos de agua y su propio paisaje, para mí, es más atractivo que el vecino de La Yecla. 

A la entrada del desfiladero, tenemos a la izquierda el sinclinal que llega hasta La Yecla, y a la derecha, el que llega hasta Peña Águila (objetivo venidero). En las paredes que dejamos a la derecha, una pareja de halcones peregrinos reclaman desde lo alto. Es su territorio pues observo una cópula.


Halcón peregrino

En esa misma zona, un grupito de 14 chovas piquirrojas descienden desde los farallones y se posan en unas tierras de labor cercanas al pueblo.

Avanzando por el bonito cañón, los carboneros comunes canturrean sobre los enebros, y unas alondras totovías desde lo alto.


Carbonero común

En la parte final del desfiladero, se crea una especie de "embudo" por el que sólo discurre el agua, y la línea del farallón sur-norte, gira hacia el este. Es en esta parte donde el roquedo permite a los buitres leonados construir algunos nidos, y donde mejor puedo rastrear con los prismáticos toda la superficie de las paredes.


Buitres leonados

Siguiendo ese giro hacia el este que hace la montaña, dejo de descender junto con el arroyo, y comienzo a subir. Esta subida me lleva a asomarme a un tercer desfiladero, el desfiladero del Mataviejas.

Mucha gente, atribuye este título al primero, al de La Yecla, pero el Mataviejas no aporta ni una sola gota de agua al de La Yecla, pues se trata de un arroyo distinto; es el Arroyo del Cauce.

Desde mi nueva posición puedo observar el zigzagueante recorrido que ha dibujado aquí el Mataviejas, ofreciendo a los buitres leonados muchos lugares para nidificar. De hecho, puedo observar casi una veintena de nidos ocupados.


Buitre leonado

Por aquí, un cormorán grande sobrevuela el arroyo hacia Silos.

Siguiendo el recorrido, doy con el reclamo del mirlo capiblanco, y observo a dos ejemplares en esta ladera sur del desfiladero.


Mirlo capiblanco

Sobre mi posición, mientras fotografiaba a estos mirlos, un águila real cicleaba a buena altura. Un par de herrerillos capuchinos y un azor, lo más destacable en el camino de regreso.

Saliendo de nuevo por donde comencé la jornada, echo un último vistazo a la zona de los halcones, pero no consigo verlos. Lo que sí veo es que algo raro se mueve por la zona más alta de las rocas, y no logro reconocer qué es. Hago alguna foto y, haciendo zoom, descubro que se trata de una cabra montesa, primera observación para mí.


Cabra montesa y buitre leonado


Sabía que hacía algunos años se habían visto por primera vez, procedentes seguramente de escapes, pero nunca pensé que podría verlas.

Y hasta aquí dio de sí la salida de hoy, sin treparriscos, pero con muchas recompensas.


¡Un saludo a todos y hasta la próxima!



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